Las vitaminas se clasifican dependiendo de su solubilidad, y hay de dos tipos
Vitaminas hidrosolubles (Grupo B y C.)
Al ser solubles en agua, pueden pasarse al agua del lavado o de la cocción de los alimentos, por lo que no nos aportan la misma cantidad que contenían inicialmente.
Sus características son:
- Absorción por difusión pasiva o transporte activo.
- Almacenamiento bajo o nulo: no se almacenan en el organismo. Esto hace que deban aportarse regularmente y sólo puede prescindirse de ellas por pocos días.
- Excreción a nivel urinario:
El exceso de vitaminas hidrosolubles se puede excretar por la orina, por lo que su elevada ingesta no tiene efecto tóxico, salvo que exista algún problema en los riñones.
Vitaminas liposolubles: (A, D, E y K.)
En esta clasificación entran las que se disuelven en grasas y aceites.
Sus funciones metabólicas son:
- Absorción mediada por sales biliares.
- Posible almacenamiento en hígado y depósitos grasos.
- Excreción a nivel fecal.
Debido a que pueden almacenarse en la grasa del cuerpo no es necesario tomarlas a diario, por lo que es posible, tras un consumo suficiente, subsistir una época sin su aporte. Por el contrario, si se consumen en exceso pueden resultar tóxicas.
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